Imputadas tres personas por la muerte de un buzo en Armón, Gijón.

Imputadas tres personas por la muerte de un buzo en Armón, Gijón.

La muerte del buzo Fernando Robles Aller ocurrida el pasado 16 de julio de 2013 cuando trabajaba en labores de limpieza del canal de botadura de la factoría gijonesa de Astilleros Armón, podría tener serias repercusiones tanto en instancias administrativas como judiciales, debido a que la investigación del caso ha desvelado presuntas irregularidades de gran relevancia.

En ese sentido, la Inspección de Trabajo de Gijón ha emitido un acta de infracción que propone una multa de 863.782 euros. Fernando Robles trabajaba para una empresa subcontratada que, a su vez, había sido contratada por el astillero para mejorar su canal y facilitar las botaduras.

Entre las presuntas irregularidades se cita que el buzo trabajaba solo bajo el agua y sin medios de comunicación con el compañero que desde el exterior debía proporcionarle aire. Según la normativa vigente, precisamente para evitar accidentes como el acontecido en Armón, el número mínimo de submarinistas para cualquier trabajo es de dos, que tienen que estar asistidos desde la superficie por, al menos, tres personas: un auxiliar por cada buzo y un coordinador que se ocupe del buen funcionamiento del sistema de suministro de aire.

Tras la resolución de la Inspección de Trabajo, será la Consejería de Economía y Empleo del Principado la entidad encargada de ratificar la propuesta de infracción o de enmendarla o anularla, si bien su decisión podría ser recurrida judicialmente en los tribunales de lo contencioso administrativo.

En cualquier caso, el mismo suceso se encuentra ya en vía judicial, en periodo de instrucción. En principio, los informes periciales han llevado a la jueza responsable de la instrucción a llamar a declarar como imputados al responsable de seguridad del astilleros y a dos mandos de las dos empresas implicadas en los trabajos.

Al parecer, las inmersiones no sólo se realizaban en solitario, sino que se producían con equipos no homologados. Todo apunta a que esas deficiencias provocaron que Fernando Robles recibiera aire no respirable cuando se encontraba trabajando, lo que le habría producido una insuficiencia cardiorespiratoria.

Tras el trágico accidente sufrido por el buzo Fernando Robles, este mismo año se produjo otra muerte por accidente laboral en el mismo astillero, también de un trabajador subcontratado, cuando se quedó sin aire mientras se encontraba soldando en el interior de un tanque. Sin perjuicio de la repercusión administrativa o judicial que pueda tener ese nuevo caso, el plante de los trabajadores ante la proliferación de siniestros provocó una negociación con la empresa para mejorar las condiciones de seguridad.

Fuente: www.elcomercio.es

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