La bacteria que no aguanta la presión y los cerditos que vivían sin sangre.
La infección por la bacteria Clostridium perfringens es una de las más letales. Vive en el suelo y en nuestro cuerpo, y puede volverse contra nuestro organismo en forma de gangrena gaseosa. El único tratamiento eficaz es atacarla con oxígeno y presión, mediante terapia hiperbárica, pero su toxina es más mortífera que el veneno de muchas serpientes. Así se trata una infección por clostridio en un hospital español.