OIJ busca cómo llegar hasta catamarán ‘sepultado’ en mar.
El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) no renuncia a obtener la prueba esencial de cómo ocurrió el naufragio del catamarán EcoQuest, aunque esté “sepultado” a 150 metros de profundidad en el mar.
El indicio es la propia embarcación, cuya inspección diría si hubo responsabilidad del capitán, de apellido Tenorio, o de otra persona por las tres muertes ocurridas el jueves en aguas de Puntarenas, en la ruta entre playa Herradura e isla Tortuga.
Sin embargo, hasta ayer, la posibilidad de llegar a la nave era incierta, pues se requiere de equipo especial para el descenso.
“El OIJ no cuenta con ese equipo y no creo que en Costa Rica lo haya; si lo hay, lo vamos a utilizar. Estamos haciendo las averiguaciones”, explicó Francisco Segura, director de la Policía Judicial.
Entre las opciones que analiza la entidad, está solicitar colaboración a la Armada Nacional de Colombia; no obstante, no se ha realizado ninguna gestión.
En la tragedia de este jueves murieron Sharon Johnston (70 años) de Canadá; Edna Oliver (68 años), de Estados Unidos, e Ivor Stanley Hopkins, de 80 años, de Inglaterra. Ayer, sus cuerpos estaban en la Morgue Judicial, en San Joaquín de Flores, Heredia.
Pesquisa. Como parte de la investigación, un grupo de agentes judiciales realiza entrevistas a los sobrevivientes del naufragio y a la tripulación. Entre el jueves y viernes, se hicieron más de 50 conversaciones. En total, 109 personas iban en el barco.
El jueves, luego de la tragedia, el OIJ detuvo al capitán de la embarcación y horas después lo dejó en libertad. Él no es imputado, mientras las autoridades no recaben prueba que le achaque alguna responsabilidad.
Segura agregó que este caso se investiga como cuando ocurren homicidios culposos en accidentes de tránsito, por lo que inspeccionar el barco es fundamental.
“Vamos a obtener la mayor cantidad de testimonios, revisar la documentación del zarpe y la revisión técnica. Las autopsias nos dirán si hay otra causa de muerte que no sea la asfixia por sumersión y, de ahí, ver si el barco se hundió por negligencia o por una situación del mar”, amplió.
Complicado. Cristian Sánchez, capitán encargado de la Unidad de Buceo del Cuerpo de Bomberos, especificó que el buceo recreativo abarca hasta los 40 metros de profundidad.
“Después de eso se hace buceo técnico, se puede decir que se hace al doble de profundidad (80 metros). Se puede llegar más allá pero se requiere de más entrenamiento. El que más hondo ha llegado ha sido como a 300 metros. En el país hay buzos técnicos, pero no están ejerciendo”, detalló.
Explicó que cuando se desciende tanto, se necesita tener cámaras hiperbáricas (de presión superior a la atmosférica normal) en la superficie. Estimó que el costo de capacitación y equipo ronda los $15.000 por buzo.
Sánchez dijo que el buzo solo podría estar unos 15 minutos en el fondo del mar. Por ello, resaltó que no es recomendable enviar a un buceador, si no se conoce la ubicación exacta de la nave.
“Cuando estuvimos por la zona, buscamos manchas de aceite o residuos que suelta el barco y no los visualizamos”, relató.
El bombero comentó que una técnica barata es usar buques camaroneros que podrían hacer arrastre con trasmallo y detectar el barco. No obstante, este método de pesca está regulado en el país, pues puede causar daños en el ecosistema.
Asimismo, mencionó que, de usarse un submarino, debe estar equipado para investigación y no solo para exploración.
Fuente: http://www.nacion.com/